Conejo de campo
Era una vez un conejo muy bonito. Un día se metió en una casa donde había una cosecha, y cuando iba a cortar una zanahoria, un perro se le vino encima; el conejo corrió y se metió en un pozo que había en la pared, y el perro se golpeó muy fuerte. Al día siguiente el conejo entró otra vez, pero el perro no dejó que arrancara ninguna zanahoria, porque según él se lo iba a comer, pero el conejo no le tenía miedo, así que nuevamente agarró algo, sólo que esta vez se trataba de una lechuga. El perro enfurecido le dijo: - ¡Te lo advertí lepórido!, deja eso ahí y vete ya que es la última vez que te paso esto. A la siguiente vez que te vea aquí, no te hablaré más, sino que te sacaré a patadas. El conejo le contestó: - No quieras esto para ti solo, pues te puede hacer daño, además, al que no comparte se le hace más poca la comida y le hace daño. Por favor perrito, sólo una más, pues tengo mucha hambre porque llevo como tres días sin comer; la comida que te quité ayer se la di a mis hijos y yo estoy sin probar un solo bocado. El perro contestó: - Está bien , tienes razón, toma estas lechugas y llévalas a tus hijos; también toma estas zanahorias y cómetelas tú. Y agregó:
- Otro regalo que te daré por tus buenos consejos y acciones, es que tú puedes venir las veces que quieras a tomar lo que desees.
¡Gracias! - dijo el conejo, y desde ese día son muy buenos amigos.